jueves, 2 de octubre de 2014

los hilos de tiempo

Una línea que une la vereda de enfrente con otra. Los elásticos del tiempo se estiran y nos pellizcan la piel para recordarnos que están ahí cronometrándonos que existimos. Y yo voy ahí, tejiéndome entre las otras historias: un poco de mi risa, otro de mis catástrofes, un rulo tipo firulete.                      (eternidades, a veces)

También soy hija de la mantis y de la babosa que quiso hacerse mariposa
y se hizo crisálida pero nunca más agusanada
cruzó la línea que una la vereda de enfrente con la otra.


Soy un recuerdo permanente de que existimos,
(de las caras que vi morirse en el tren ayer)
cargada de barcos de lágrimas que no son mías
en los hilos del tiempo.

hortulus lunae

Sucede que sos extraterrestre, que tenés ojos de tintura
manos de cuadrados en el papel, sos mañana

lo que extraño de manera rara
que se ríe y me hace rara

(qué ansiedad tu cuerpo entre mis brazos)





Y no hay luz, y hay verde en las paredes que no conocí
y los personajes que te inventé y los que escribí.
(y te lo digo bajito mientras dormís: sos una persona hermosa)

miércoles, 1 de octubre de 2014

El borde de la sutileza:

La letra japonesa, 
el filo en el espejo, 
el reflejo del sol que pesa
en las cámaras de foto.
Los recuerdos de las manos 
que jugaban con sentido, 
lo sublime de la distancia,
las voces calladas en replay.

Qué es
el borde de la sutileza
será que nunca empieza
la razón de que nunca termine...

La letra japonesa
que hoy juega sin sentido.

antología

Traté de numerar todas las cosas que pensé y fue más o menos así:
Tal vez no haya fin de cuatrimestre, Navidad, año nuevo, besos de año nuevo, conocer a mi sobrina recién nacida, las quejas sobre el calor, el sol, abrazos de cuando hace calor, los cortes de luz en verano, el alivio de entrar al café con aire acondicionado, las quejas del 14 de febrero, las quejas de mi cumpleaños del 13 de marzo, el tedio de empezar a trabajar, las últimas materias, las últimas monografías, los últimos finales, empezar dos cuatrimestres más, recibirme, probar lo que cocino, ayudarme a cocinar, lavar los platos, comer tarde mirando películas en la cama, estirarme en la cama y tocarte, no estirarme en la cama y abrazarte, tirarme en la cama y sentir que estuviste ahí, que tu piel dejó tu perfume en las sábanas mezclado con infinito, anécdotas de noche entre almohadas, dormir juntos, verte dormir porque me desperté temprano, la vergüenza de la desnudez, la sensualidad de la desnudez, llantos infundados y efímeros, abrazos inconscientes, SMS de buenos días, las ganas de fin de semana para el plan de ir al MALBA, estar entre tus cosas, besos de fin de semana, charlas de mapas y regiones cerebrales, fiestas de disfraces, charlas metafísicas, charlas sobre miedos, charlas pornográficas, charlas de la película que vimos y te quedaste dormido, el cumpleaños de las 20 personas de mi familia, discusiones sobre los tiempos y las ganas, la incomodidad de los principios, la incomodidad de los "te quiero", verte dibujar mucho más, verte preparar más desayunos, verte quejarte en más ventanillas, verte sonreír, escucharte reír, escucharte quejarte, escucharte cantar ebrio, verte hacer air guitar sobrio y ebrio, verte enseñar, verte crear, verte ponerte melancólico por leer lo que leo o lo que escribo.

Capaz no haya todo eso. Capaz no haya verte, escucharte, conocerte.
Capaz esto es todo. Capaz no hay más tiempo, no hay más que estar una gota triste y chocolate y tostadas a caballo. Capaz no.

Pero tal vez sí, tal vez sí se leer tu mirada de sospecha, el tono de voz medio bien/medio mal, las marquitas de los costados de los ojos cuando te reís, tus camisas, tus remeras, tu campera, la manera de agarrar un marcador, cómo empiezan los dibujos, en qué termina mirarte 5', un poco de hacerte el ofendido, un poco de cómo ofenderte, molestarte con chistes malos, tenerte cerca, los efectos de tenerte cerca, cómo dibujar una vaca, dónde termina el mundo de Capital Federal, cuál es el tren que pasa cerca de tu casa, algunos nombres, algunas edades, cosas de charlas borrachas pero que igual me acordé, la sensación de tus besos en mi piel, la ansiedad, la transparencia, las sorpresas, las cartas improvisadas, las cartas olvidadas, la manera de-ser-ridículamente-geniales, las ganas, las ganas de conocerte, de no durar un año, de hacer una tesis de todos mis ''de'' de lo que me pasó.


Capaz eso no fue todo.
 Capaz sí.
Y aún así ese todo que sí es mucho, mucho más que todo eso.

consecuencias de la teoría cognitivista.

¿Cuál es la imagen prototípica de una hoja de papel?
Diría que así: blanca, recién sacada del block, lisa, con todas sus puntas inmaculadas y rectas, listas para modificarse con la lapicera o recortada por la tijera, pintada por un pincel o un lápiz de color. 
Listas para fallar y ser abolladas y abandonadas en el fondo del tacho de basura, también.

descorazonada (o una carta que no escribí)

Hace semanas que vengo dando vueltas alrededor de unas palabras. 


Creo que hoy, 2 de octubre del 2014, al menos logré identificar por qué. 
Resulta que las palabras que se escapan (significados y significantes, insignificados e insignificantes) son palabras dirigidas. ¡Ahí me quiero ver, donde se corta la ficción y se escurre como lluvia de las hojas del árbol hasta la terrible tierra de la verdad! La verdad, eso, la verdad que lleva nombre, apellido, dos ojos, una boca, una voz.

La verdad que nos hace vulnerables porque nos rompe los huesos del orgullo, de la moral, de lo que esperamos de vos y de lo que puedo llegar a ser, medio peso, mil dólares, uno más, un fragmento del genio revelador, la peor.




Acá van unos ensayos de todo eso.