viernes, 7 de noviembre de 2014

Inanna

Qué vergüenza andar tapando sus besos con retazos de besos de otras bocas, llenando la botella de palabras que dicen que no, que en realidad nunca existió, que fue la Luna de lunes que fabricó un reflejo, que cuando lo vi pareció real 
pero no.

(yo te sentí, te vi brillar como purpurina,
mordí tu parte de fruta más amarga,
respiré la tiza de tus pisadas,
yo te sentí parecerte al silencio
-distante pero constante-)

desventure time

¿Sabés por qué me cae mal la gente como vos?
Porque están convencidos que la distancia mata todo, cuando me pasé los últimos 6 años de mi vida estando sentada al lado de personas que estaban a cinco universos mío.

hic

Hoy estaba sentada en el patio de mi abuela y tenía una sensación tan rara que quisiera escribirla. Hacía bastante que no iba pero en ese momento sentía la necesidad de quedarme lo más que pude (me podría haber ido antes bajo alguna excusa y no lo hice): tenía la necesidad de absorber como una esponja lo más que pudiera de estar ahí.
Un remolino de cosas preciosas me arrebataban los puntos de vista que existían a mi alrededor, todo merecía mi atención, desde las impresiones, los colores, las paredes, las plantas, los momentos que pasaron que se repetían cinematográficamente en mi cabeza.
¿Cuánto podía estar ofreciéndome esa palmera a medio solear, el pasto grueso recortado y verde que ignoraba por igual pies y hormigas, el jazmín, el rosal de pimpollos recortados? Y me sentí pequeña y tonta, con unas ganas tremendas de volver 10 años atrás, o 3, cuando todo era tan natural, todo se movía de una manera tan natural que pensar que eso podía dejar de pasar era casi irreal.
Me pregunté a qué podría tenerle tanto miedo:

la ausencia

la ausencia indeleble

es casi infantil doler lo que no vuelve

que en definitiva es tiempo que se repite mentalmente

pero que no puede repetirse hoy

y vas cambiando


y vas creciendo


y ese momento ya no puede estar con vos hoy



más que como ayer

y es casi solemne cuando no es horrible

volver a la época donde pensaba que algunas personas y algunos lugares iban a estar por un tiempo lo suficientemente largo como para no tener que preocuparme para cuando se vayan.

gap

De repente, así



me di cuenta











de que me olvidé de su voz.

jueves, 2 de octubre de 2014

los hilos de tiempo

Una línea que une la vereda de enfrente con otra. Los elásticos del tiempo se estiran y nos pellizcan la piel para recordarnos que están ahí cronometrándonos que existimos. Y yo voy ahí, tejiéndome entre las otras historias: un poco de mi risa, otro de mis catástrofes, un rulo tipo firulete.                      (eternidades, a veces)

También soy hija de la mantis y de la babosa que quiso hacerse mariposa
y se hizo crisálida pero nunca más agusanada
cruzó la línea que una la vereda de enfrente con la otra.


Soy un recuerdo permanente de que existimos,
(de las caras que vi morirse en el tren ayer)
cargada de barcos de lágrimas que no son mías
en los hilos del tiempo.

hortulus lunae

Sucede que sos extraterrestre, que tenés ojos de tintura
manos de cuadrados en el papel, sos mañana

lo que extraño de manera rara
que se ríe y me hace rara

(qué ansiedad tu cuerpo entre mis brazos)





Y no hay luz, y hay verde en las paredes que no conocí
y los personajes que te inventé y los que escribí.
(y te lo digo bajito mientras dormís: sos una persona hermosa)

miércoles, 1 de octubre de 2014

El borde de la sutileza:

La letra japonesa, 
el filo en el espejo, 
el reflejo del sol que pesa
en las cámaras de foto.
Los recuerdos de las manos 
que jugaban con sentido, 
lo sublime de la distancia,
las voces calladas en replay.

Qué es
el borde de la sutileza
será que nunca empieza
la razón de que nunca termine...

La letra japonesa
que hoy juega sin sentido.