miércoles, 26 de febrero de 2014

como de moño

Hay un recorte de cartulina de color rosa, o del color de los restos del papel que nos sobran al lado mío. Pero es un papel distinto (y yo lo creo así), porque hace una semana que adorna la mesa de luz cerca de mi almohada, porque hace una semana una tijera le talló los bordes y los hizo redondeados, porque hace una semana una mano agarró una tijera para cortar un papel y hacer algo fantástico. Incluso tiene manchas brillosas de la plasticola que accidentalmente se resbaló por un dedo descuidado o por un papel vecino que escurrió.

Una mano agarró la tijera, la mía. Algo fantástico, un sobre espacial para una carta que quería ser cohete y llevarlo a una estrella que ya habíamos visitado en otro siglo que no me acuerdo si de antes o si de después. Fue un viaje a la nostalgia. Quizás a veces realmente quiero tener un pasaje a otro momento de otro paisaje porque queda esa sensación de que me falta algo (como cuando pierdo un anillo o una pulsera que enroscó mi dedo o mi muñeca por muchos años y lo busco inútilmente sobre la piel desnudada).

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