jueves, 7 de agosto de 2014

sobre extrañar

Estoy que vuelo con usted, Gervasio. Esto de haber cerrado su vida de un portazo, los silencios, los encuentros en puntos suspensivos, ¡me parece todo un espectáculo espantoso! Si pudiera verme con esos ojos de Almendra que tanto presumía, sabría de que tengo los rulos desarmados y de las noches de insomnio que me llevó su ausencia.
Cada uno de estos días que fuiste silencio, se me fueron cayendo recuerdos de desde donde esté directo a mi cerebro: incluso cuando estando en Avenida Corrientes lo llevé conmigo, y hasta tuve una charla preciosa en la que cantábamos Gricel telepáticamente.
Pero no quisiera quedar enojada con usted, considerando la importancia que tuvo para mis insignificantes días. Por eso otro perdón y su perdón hipotético por habernos dejado abajo de una lluvia ácida que quema las lógicas y las ganas de más de siempre de todos los que quedamos acá. 

Yo sé que "usted sabrá entenderlo"

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